¿Tienes dificultades para leer un libro o cualquier tipo de texto? Es decir, lo miras de cerca, luego ajustas la distancia varias veces hasta que las palabras se ponen nítidas. Si este nuevo método para leer se está volviendo un hábito, ¡es hora de unos lentes de lectura!
El síntoma más obvio es la visión borrosa, pero hay otras sorprendentes pistas que podrías estar pasando por alto.
1. Te quedas dormido frente a la computadora
Los músculos de tus ojos trabajan más duro cuando ves de cerca un objeto, por ejemplo cuando lees o trabajas en tu computadora o laptop. Si necesitas lentes, esos músculos trabajan aún más duro para ayudarte a ver con claridad. De igual forma, te ves en la necesidad de acercar tu vista a la pantalla.
Debido a que esa no es una posición natural para los ojos, estos se pueden cansar, lo que ocasiona que te quedes dormido. La solución para estos inconvenientes es consultar con un oftalmólogo para verificar si necesitas unas gafas para leer. Asimismo, te recomendamos parpadear más seguido y alejar un poco el monitor de tu computadora.
2. Necesitas luz más brillante para leer
Tu lámpara de lectura habitual no alumbra lo suficiente, así que prendes otra lámpara y luego enciendes la luz de techo. Si sientes que nunca puedes conseguir suficiente luz, sin importar la habitación o el tipo de iluminación, esta puede ser una señal de que necesitas usar una montura de lentes.
Esto se vuelve más frecuente a medida que envejeces, ¡pero, no te preocupes!, es una condición normal. Estudios señalan que, en promedio, las personas de 60 años necesitan por lo menos el triple de cantidad de luz que una persona de 20
3. Ejercitas tus brazos cuando lees
La manera en la que sostienes un libro puede ser una de las señales más reveladoras de que necesitas utilizar anteojos de lectura. Si eres miope (no ves de lejos), tendrás que leer un libro a 30 cm o menos de tu cara.
Por el contrario, si no ves de cerca, es posible que necesites coger un libro a la altura de tu brazo. Recuerda esta regla: si ves borroso un objeto a 36 cm de distancia de tu cara, deberás escoger un modelo de lentes a medida.
4. Tienes dolor de cabeza
Sentir la vista cansada y hacer pocas pausas puede volverte más susceptible a los dolores de cabeza o a que estos empeoren. Si el malestar lo sientes justo detrás de tus ojos, la causa podría ser hipermetropía (cuando ves bien de lejos, pero no de cerca) o astigmatismo (cuando ves borroso los objetos desde ciertos ángulos, debido a la forma de la córnea).
Ambos problemas son señales de que necesitas utilizar un par de anteojos. Asegúrate de hacer pausas frecuentes cuando realices trabajos donde tengas que forzar la vista. Los doctores alrededor del mundo recomiendan la regla 20-20-20: cada 20 minutos, observa algo que se encuentre a 20 pies (6 metros) durante 20 segundos.
De esta manera, los ojos no estarán enfocándose en cortas distancias durante tanto tiempo, alterando su distancia focal y permitiendo su descanso. ¡Sigue esta sencilla regla y cuida tu vista!
5. Ves un resplandor
Cuando tus ojos no pueden enfocar la luz en tu retina, la luz puede verse borrosa o dispersa. Como consecuencia, es posible que veas círculos claros alrededor de las luces de varias formas y tamaños, desde los focos de los postes hasta las luces de los carros. Esta es otra de las señales más comunes de que necesitas lentes correctivos.
6. Tienes más de 40 años
Una vez que llegues a los 40, experimentarás uno o más de los anteriores síntomas, debido a a la presbicia. La presbicia es una condición donde los ojos, de forma gradual, pierden la capacidad de enfocarse en objetos cercanos (pero, no es lo mismo que la hipermetropía).
Los síntomas, por lo general, comienzan a aparecer a mediados de los 40 años y pueden ir empeorando hasta los 60. Afortunadamente, este proceso de envejecimiento natural tiene una simple solución: los anteojos para lectura.
7. Nunca has probado col rizada
Si piensas que las zanahorias son los únicos vegetales que necesitas para mantener tus ojos sanos, puedes estar perdiéndote de los beneficios de otras verduras de hojas verdes como la col rizada o kale.
Este vegetal contiene luteína y zeaxantina, antioxidantes que ayudan a proteger los ojos de la degeneración macular, reduciendo el riesgo de padecer de cataratas y las probabilidades de necesitar lentes de cualquier tipo.
Es importante señalar que una taza de kale puede contener 26.5 mg de luteína y zeaxantina, dependiendo de su preparación. Y una porción de zanahorias contiene menos de un miligramo de ambas.
Mantenerte al día con tus exámenes de la vista es la mejor manera de saber cuándo necesitas utilizar tu primer par de gafas para lectura. En cada visita oftalmológica, tu doctor medirá tu vista de lejos y de cerca para que la prescripción de tu modelo de lentes se ajuste a tus necesidades.